MARTES Y 13. HABLAMOS DE SUPERSTICIONES




Evitar un gato negro, huir del número 13 o tirar un puñado de sal por encima del hombro son algunas de las supersticiones más conocidas y observadas. Hoy, martes y trece, es el día adecuado para hablar de ellas.


El Diccionario de la Lengua considera la superstición como una “creencia que no tiene fundamento racional y que consiste en atribuir carácter mágico o sobrenatural a determinados sucesos o en pensar que determinados hechos proporcionan buena o mala suerte”. En las supersticiones entran todos los componentes propios de los ritos: prácticas, gestos,  jaculatorias, fórmulas mágicas... todos perfectamente adaptados a las circunstancias antropológicas de las que se trata.

El catálogo es extenso. Veamos algunos ejemplos.


Achís, Jesús (o salud), gracias

Son muchas las supersticiones que inconscientemente aplicamos en nuestra vida cotidiana: evitar pasar por debajo de las escaleras abiertas o decir "Jesús" cuando alguien estornuda, son algunas bien corrientes.


El escritor latino Plinio el Viejo (23-79 DC) escribió en su "Historia Natural": "¿Por qué decimos Salud! Cuando alguien estornuda ?. Esta es una costumbre que hasta Tiberio César, el más asocial de todos los hombres , solía exigir y algunos creen que produce todavía el mismo efecto añadir al saludo el nombre del que estornuda ".

Lo cierto es que la costumbre de responder "Jesús" a quien estornuda, comenzó a normalizarse hacia el siglo XIV cuando una terrible epidemia de peste asoló Europa. Uno de los primeros síntomas de la enfermedad era el estornudo, por lo que se le decía "Jesús" al estornudador como signo de resignación y procurándole consuelo, ya que este estornudo señalaba que en breve habría pasado a una vida mejor. Cuando se responde "salud" se expresa el deseo de que la persona que ha enfermado recupere la salud lo antes posible.




Por debajo de la escalera, no

Negarse a pasar por debajo de una escalera responde a una vieja creencia de origen cristiano: la del Triángulo Sagrado, símbolo matemático que forman el suelo, la escalera y el muro contra el que se apoya, identificado con la Santísima Trinidad. Este triángulo no se podía romper pasando por su centro, bajo pena de ser acusado de sacrílego.  Así pues, respetar el eventual triángulo que se forma con una escalera, se cree que es una manera de ahuyentar la mala suerte, aunque es también la más segura de no sufrir ningún accidente por causa de la caída de algún objeto o de la misma escala.

Las formas más populares y repetidas de deshacerse de la mala suerte que supone pasar por debajo de una escalera son cruzar los dedos índice y corazón hasta ver un perro o escupir en un zapato y continuar el camino sin girarse hasta que la saliva se haya secado. En fin...


Pares o nones? Siempre pares, por si acaso

De entre todos los números impares, el que tiene de largo peor reputación es el número 13. Desde la antigüedad este número se ha considerado de mal agüero debido a varias coincidencias desgraciadas.

- El número de espíritus del mal enumerados en la Cábala hebrea son 13.
- El capítulo del Libro del Apocalipsis en que se habla del Anticristo y de la Bestia es el número 13.
- La carta del Tarot que representa la muerte es la número 13.
- En la cena de los dioses nórdicos en el Valhalla, Loki, el espíritu del mal, es el número 13.
- El cristianismo también mira de reojo al 13 ya que este era el número de comensales de la última cena (Cristo + 12 apóstoles) y este se atribuye al último de los apóstoles, el traidor Judas Iscariote. La historia y gestas del cual son por todos conocidas.
- La superstición aún va más allá cuando en el calendario el 13 coincide con un día martes, ya que este día está dedicado a Marte, dios de la guerra y de la muerte, con lo cual, la asociación de 13 y martes da lugar a creencias explosivas sobre pésimos augurios.



En contraposición, algunos presagios felices


Como se ha podido ver hasta aquí, muchas supersticiones de sentido negativo, relativas a la mala suerte y la desgracia, van íntimamente ligadas con algunos aspectos religiosos. A menudo su origen es pagano pero por influencia del cristianismo se han visto integradas en un corpus de creencias, cristianizadas para la ocasión.

Junto con las supersticiones más funestas, cohabitan otras de carácter claramente positivo que están relacionadas con objetos considerados amuletos a los que se dota de poderes mágicos y útiles para propiciar la buena suerte, como los tréboles de cuatro hojas o las herraduras de los caballos, colocada siempre con las puntas hacia abajo. A día de hoy es complicado encontrar herraduras fortuitamente, pero en siglos anteriores este encuentro era tenido por un signo de buena fortuna y gracia.

Atraer la suerte y esquivar la desgracia, esta es la utilidad de los amuletos y de las precauciones que innatamente se toman para que el infortunio pase de largo. Sin embargo, para disfrutar de una vida al menos "normal", hay un solo secreto: afrontarla con espíritu positivo.









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