La princesa prometida deja huella, igual si se
lee la novela, obra de William Goldman, como si se visiona la película,
dirigida en el 1973 por Rob Reiner, con guión adaptado del mismo Goldman i una
banda sonora inolvidable a cargo de Mark Knofler.
Se trata de
una novela romántica y fantasiosa que contiene sabiamente combinados elementos
de comedia, fantasía, aventura, amor romántico y magia. Buenos y malos se van
encontrando en una trama que llega a su desenlace gracias al amor verdadero,
que salva los obstáculos más impensables.
El amor de Buttercup y Westley
Buttercup es
una granjera sencilla que tiene a su servicio a un chico todavía más sencillo
que ella: Westley. A base de ir repitiendo éste “lo que desees”, ella se
enamora y su amor se presenta puro y sin mácula. Sin embargo, Westley debe
cruzar el mar en busca de su destino y en la travesía es atacado por el
terrible pirata Roberts, de quien se dice que no hace prisioneros. Buttercup se
desespera y adolece por su amado Westley pero su vida debe continuar.
A causa de
su gran belleza se encapricha de ella el príncipe Humperdinck, gobernante de
Florín, y un perfecto cretino que solo quiere una reina para afianzar su reino,
muy lejos pues, de mantener ningún sentimiento hacia Buttercup. El Conde Rugen
es el encargado de amañar el trato y puesto que Buttercup está convencida que
Westley está muerto, accede a esa boda aunque exclama: “Nunca volveré a amar”.
En estas
aparece en escena un trío de personajes ciertamente extraño: un siciliano enano
pero muy listo llamado Vizzini, un espadachín español llamado Íñigo Montoya,
cuya motivación es la búsqueda del hombre con seis dedos en la mano derecha que
mató a su padre, y un gigante turno llamado Fezzik, los cuales, cuando se les
presenta la oportunidad, secuestran a Buttercup para cobrar una recompensa y
desencadenar la guerra con un país vecino. Sin embargo, un enmascarado vestido
de negro los sigue desde el otro lado del mar y llega hasta ellos trepando por
los acantilados de la locura. Se entabla una pelea con el espadachín que el
hombre de negro logra ganar; después un combate singular con el gigante y
después, otro de ingenio con el siciliano, que acaba con el siciliano fuera de
juego. Así es como consigue llegar hasta
Buttercup que permanece secuestrada por los bandidos.
El
enmascarado se identifica como el Pirata Roberts y Buttercup le echa en cara
que matara a su amor Westley. Pero resulta que el Pirata y Westley son la misma
persona, con lo cual, Buttercup encuentra en el Pirata Roberts a su amor,
Westley.
Mientras,
el príncipe Humperdinck y su escolta han salido a la búsqueda de Buttercup y la
encuentran junto con Westley en el Pantano de Fuego. Buttercup accede a casarse
con él si el príncipe promete dejar en libertad a Westley y aunque Humperdinck
accede a su deseo, los planes que tiene reservados para Westley son otros.
Buttercup
es conducida al palacio y Westley al Pozo de la Desesperación donde tras
torturarle con una máquina, “casi” logran matarlo.
Del Pozo
salen los gritos de dolor y desesperación de Westley. Íñigo y Fezzik los
escuchan, pero cuando dan con él, Westley ya está “muerto”. Sin embargo, le
llevan al Milagroso Max, insuflándole aire con una mancha, le pregunta: “¿Qué
razón tenéis para vivir?” A lo que Westley responde “Amor verdadero”.
Esa es la respuesta necesaria y sincera para intentar un milagro y hacer
revivir a Westley.
El milagro
se produce y Westley revive pero no tiene fuerza ni puede moverse, lo cual es
un problema, puesto que el español, el gigante y Westley deberán enfrentarse a
los soldados de Humperdinck si quieren entrar en el castillo y detener la boda
de Buttercup con el príncipe. Sin embargo, con ingenio y algo de fuerza por
parte del gigante, lo consiguen.
En el
castillo, Íñigo Montoya descubre que el Conde Rugen es el hombre con seis dedos
que asesinó a su padre, con lo cual, le repite una y otra vez mientras se baten
en duelo mortal: “Hola, soy Íñigo Montoya, tu mataste a mi padre, prepárate
a morir”.
Tras
diversas vicisitudes la boda no se concluye y Buttercup, por lo tanto, no llega
a casarse con el príncipe. Los cuatro personajes, Buttercup, Westley, Montoya y
Fezzik consiguen un final feliz, propio de los cuentos de hadas y justo después
de todas sus tribulaciones.
“La
princesa prometida” es un título de lectura obligada e incluso y bajo el mismo
nombre, película de obligado visionado. Un título imprescindible. Una historia
inolvidable.
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