LA TRISTE FLOR DE LA CANELA



Desde esta mañana a primera hora cuando se ha sabido la noticia, la flor de la canela ha dejado de sonreír al sol que apuntaba un nuevo día. La voz más honda, oscura y al mismo tiempo cálida que le había cantado jamás ha dejado de respirar y el mundo entero parece más triste. La flor volverá a iluminarse nuevamente, pero no hoy.

Esta mañana los medios de comunicación han anunciado la muerte de la cantante y actriz María Dolores Pradera. Tenía 93 años.




Comenzó su trayectoria artística en el año 1943 y fue reconocida como una primera figura del teatro, donde trabajaba como actriz y cantante en diversos espectáculos, siempre en directo. Sin embargo, a partir de la década de los 70 dejó su faceta de actriz y se dedicó de lleno a la música. Es una de las intérpretes que consiguió fama mundial por hacer suyos algunos géneros de la música hispanoamericana, con temas tan conocidos como Caballo Viejo, Luna Tucumana o la famosísima Flor de la Canela.





Hija del pueblo de Madrid, durante su infancia vivió en España y en Chile. En la década de los 40, Maria Dolores Pradera empezó a trabajar como actriz de cine y teatro pero ya en ese momento sus dotes para la música y la interpretación musical se hacían muy evidentes. Intervino en algunas películas de la época como “Yo no me caso” (1944), “Noche decisiva” (1945) o “Los habitantes de la casa deshabitada” (1947), junto con el también actor Fernando Fernán Gómez con quien, preciamente, se casó en el año 1945. Sin embargo, el matrimonio no duró demasiado tiempo ya que en 1957 se separaron y finalmente, llegaron a divorciarse en los años 80.


Como actriz de teatro interpretó diversos papeles en Argentina, Alemania, Estados Unidos, Méjico de las principales obras de Zorrilla, García Lorca o Jardiel Poncela.


En su faceta como cantante, si una imagen está completamente ligada a la de María Dolores Pradera, esa es la de Los Gemelos, los hermanos que la acompañaron a la guitarra durante sus actuaciones, durante más de treinta años, Santiago y Julián López Hernández.


Con sensibilidad, acierto y una gran devoción, la voz aterciopelada y grave de María Dolores Pradera ha cantado por los principales escenarios del mundo sus baladas, coplas, fados, boleros. Temas como Fina Estampa, Limeña, Pa todo el año, Amarraditos, Toda una Vida o El rosario de mi madre, se han convertido en clásicos de la canción que han coreado y aplaudido públicos diversos de todo el mundo.  



En reconocimiento a su talento y al desarrollo de su carrera, la Pradera obtuvo muchos y muy prestigiosos galardones nacionales e internacionales entre los cuales el Premio Nacional de Teatro, el Grammy latino, el Premio Lara o la Medalla de Bellas Artes. El último premio fue en 2016, la condecoración de la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio.



Su discografía arranca en el año 1966 con “Amarraditos” y el último disco que grabó fue en 2013 “Gracias a vosotros”. Títulos como “Te solté la rienda”, “A mis amigos”, “Fuego lento”, “Toda una vida”, “Amanecí en tus brazos”, “Procuro olvidarte”,  “Gracias a la vida”, “Fina estampa”, y tantos y tantos, forman parte del acerbo cultural de dos generaciones que han gozado con las canciones y con las interpretaciones de María Dolores Pradera. 


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